Elección 2015. El peso de la afrenta

 

Por J. Enrique Olivera Arce

 


 

Si partimos de la idea –parafraseando al escritor Rafael Junquera Maldonado- de que el mañana también es pasado, no podemos dejar de considerar que el proceso electoral 2014-2015 que desembocará en la reposición de la Cámara baja del Congreso de la Unión, debería ubicarse en el contexto de la crisis de Estado que tocara fondo con el crimen de Iguala.

 

Nada será igual que endenantes. El peso de la carga histórica de lo que ya se tipifica como un crimen de Estado, definirá mañana la circunstancia en la que los mexicanos votarán a favor o en contra del más de lo mismo que habrá de ofertar la partidocracia.

 

Si como afirma la ideóloga del CDE del PRI en Veracruz, Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo, todo está sujeto a la ley de probabilidades, lo más probable es que pese a los arquetipos de la química tradicional, el modelo matemático se apegue más a lo improbable que a lo deseable en el universo de opciones político electorales de un régimen caido en desgracia.

 

Hoy no hay nada para nadie, nos dice la Dra. Zaida Alicia. Y tiene razón, partidos y candidatos no están en el ánimo de un pueblo que lo mismo exige que se vayan todos que la renuncia del primer priísta de México.

 

Mañana es más que improbable que se ignore y olvide lo que en el pasado reciente se define como parte aguas en la vida institucional del Estado mexicano. Pasado, presente y futuro en unidad dialéctica conformarán la circunstancia en la que la correlación de fuerzas, ahora manifestándose en la calle, definirá rumbo y destino de la democracia representativa en México.

 

Más de lo mismo o cambio verdadero, es la disyuntiva.

 

A la violencia institucional, de la mano va la respuesta popular con un ascenso en la toma de conciencia de la necesidad de cambio. Lo que a la luz de la percepción pareciera lo mismo un vaso medio vacío que un vaso medio lleno, la terca realidad lo exhibe como un recipiente que derrama al peso de una gota. Un hoy, que ya es pasado, mostrando la cantidad acumulada de agravio e indignación transformándose en calidad, en el imaginario colectivo da un paso hacia delante en la construcción de ciudadanía y vida en democracia que habrá de reflejarse, mañana, en las urnas.

 

¿Podrá mañana el modelo matemático, arquetipo de una democracia simulada, dar viabilidad al conjunto de probabilidades que hoy la incipiente ciudadanía cuestiona y condena, exigiendo que se vayan todos?

 

La carga de un ignominioso pasado o el masoquismo de siempre dirán la última palabra, reduciéndose el abanico de opciones electorales a un simple votar o no votar.

 

Si mañana es pasado, y se da como válida la ley de probabilidades en el quehacer político electoral, ésta no podrá ni deberá ignorar entre sus variables sustantivas que el peso específico de una ignominiosa afrenta a los Sentimientos de la Nación, podría contar más que la alquimia electorera de un viejo régimen que no termina de morir.

 

Hojas que se lleva el viento

 

El valemadrismo frente a la crisis del régimen político nacional, se refleja en el rubicundo rostro del Sr. Dr. Duarte de Ochoa. ¿Será por eso que se comenta que no hay diferencia entre el ex gobernador de Guerrero y el que dicen manda en Veracruz?.- Xalapa, Ver., noviembre 9 de 2014.

 




 

 

 

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